autor: Paul Auster
año: 2010
¿Conocéis esas historias que van sobre un grupo de jóvenes, que durante un corto espacio de tiempo, viven una serie de sucesos que les ayudan a enfrentarse a los demonios de la infancia y a admitir, definitivamente, que ya son gente adulta? Pues esta es una de esas historias.
Miles Heller es un joven de veintiocho años que con veinte huyó de Nueva York dejando a su padre, a su madrastra, la universidad y la responsabilidad de un hecho trágico que marcó el futuro de toda la familia. Ahora vive en Florida y sale, desde hace algún tiempo, con Pilar Sánchez. Una chica, todavía menor de edad, a la que conoció en un parque cuando los dos estaban leyendo El Gran Gatsby. Ante la amenaza de la envidiosa hermana de Pilar de denunciar la relación ilegal a las autoridades, Miles decide aceptar la invitación de Big Nathan, regresar a Nueva York y esperar allí unos meses a que su pareja cumpla la mayoría de edad. El viejo amigo del “fugitivo” le propone que se una a la casa okupa que tiene, con unos amigos, en el barrio neoyorquino de Sunset Park. Allí convivirá con Alice Bergstrom, una estudiante de doctorado obsesionada con la película de Willian Wyler, Los mejores años de nuestra vida; Ellen Brice, pintora de escenas eróticas y asombrada por esa “extraña sensación de estar viva” y Big Nathan que siente por Miles una amistad inquebrantable, desinteresada y confusa. Todos ellos tienen en común que están cerca de la treintena pero no tienen ningún plan que valga la pena mencionar.
Resulta complicado explicar la impresión que provoca la lectura de la novela de Paul Auster. Quizá se podría decir que se trata de una especie de boceto de gran novela. Esta llena de buenas ideas, de temas interesantes, de momentos intensos y mágicos pero todo esto no está más que esbozado. Parece como si el escritor norteamericano no quisiera invertir demasiado tiempo en la narración y, a cada página, estuviese ansioso por terminar la obra.
El argumento de la novela resulta tópico e insignificante. Está ya muy avanzada cuando la aventura de Miles y sus amigos bohemios empieza a cobrar algo de interés. Hasta que el número de páginas no rebasa, más o menos, la mitad del libro apenas se encontrarán razones, lo suficientemente buenas, para seguir leyendo Sunset Park. El pasado y la psiqué atormentada de cada uno de los cuatro ocupas, como estos se ven los unos a los otros y los padres de Miles ponen interés a la trama. Lamentablemente esto sucede tan adelante que sospecho que solo un lector con mucha paciencia llegará tan lejos sin desesperarse.
Es la primera novela de Paul Auster que he podido leer, y desde luego la obra no le hace justicia a la fama del escritor. Sus seguidores sostienen que, de un tiempo a esta parte, el neoyorquino escribe con demasiada celeridad. Después de haber leído Sunset Park pienso que puede que tengan razón. Creo que se podría decir que estamos ante una buena novela desbaratada por la prisa.