autor: Ernesto Sábato
año: 1948
El Túnel se trata, desde mi parcial y subjetiva opinión, una de las mejores novelas del siglo XX y de la literatura universal. No es la primera, ni la segunda, ni la quinta vez que leo el libro y sí, la semana pasada volví una vez más a leerlo.
La novela comienza con un «spoiler». Juan Pablo, narrador y protagonista de la novela inicia el relato reconociendo el asesinato de María Iribarne. Juan Pablo es un pintor neurótico, inseguro y paranoico. Podríamos estar refiriéndonos al Woody Allen de la ficción, si no fuera porque el personaje de la novela de Sábato se trata de una persona peligrosa e inquietante, y no tiene ni pizca de gracia. Un hombre que vive rodeado de incomprensión, pero no porque el mundo sea incapaz de entenderlo, sino porque es él el que no sabe nada de si mismo.
Una de las frases más populares de la tradición budista dice que «ni el más cruel de tus enemigos podrá hacerte tanto daño como tu propia mente». El Túnel y en particular el personaje de Juan Pablo es el ejemplo paradigmático de esta máxima. Poco o nada de lo que el protagonista cree que sucede tenemos indicios que exista más allá de su cabeza. De todos modos, la naturaleza insegura y paranoica de Juan Pablo le hace llegar siempre, una y otra vez, a la explicación más destructiva para él y su entorno.
María Iribarne, co-protagonista y víctima en la novela. Es el gran enigma de la obra de Sábato. Una mujer elegante, interesante, serena y misteriosa a la que parece que todo le sucedió la noche anterior. Aparte de la narración de los hechos, la novela casi podría verse como una larga investigación sobre la enigmática vida de María pero el lector, y Juan Pablo, termina con las mismas incógnitas del principio. Sí no más.
El Túnel es una reflexión descarnada y pesimista acerca de la soledad que acecha a toda vida humana «En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles».
El escritor argentino consiguió elaborar uno de los ejemplos más logrados que he leído de control de la tensión. Siempre en aumento hasta el conocido final a pesar del cual no podemos evitar sufrir y estremecernos.
Ernesto Sábato falleció hace dos años y con su muerte se perpetró una de las mayores injusticias que cometió la Academia Sueca al no otorgarle el premio Nobel. Con solo tres novelas, ningún otro escritor fue tan meritorio.
One Response to EL TÚNEL. Breve y perfecta.