direcctora: Sofia Coopola
año:2003
Siento verdadera debilidad por esas películas en las que todo es lento, suave y sencillo y que carecen de cualquier ornamento estrafalario, grotesco, histriónico o forzosamente impactante. Adoro esos filmes donde cada gesto, mirada, palabra es tan natural, tan humanamente comprensible que da la impresión que no podría ser de ninguna otra manera. Ese cine que sólo se recrea en el detalle, en el momento, y que cuida con precisión no lo que sus personajes hacen sino que trata de hacernos notar lo que ellos sienten. Me apasionan esas películas que se desarrollan como una marea, no percibes como lentamente algo va aumentando hasta que de pronto todo finalmente se desborda. Pues bien, en mi opinión Lost in Traslation es el ejemplo modélico de este tipo de cine.
Scarlett Johansson interpreta a Charlotte, una joven casada con un fotógrafo esnob y de éxito que está de viaje en Tokio por asuntos de trabajo. Charlotte, recién licenciada en filosofía, acompaña a su marido a la capital nipona porque según sus propias palabras “no hacía nada”. Busca constantemente algo que le haga sentir y en sus gestos se adivina un permanente “¡Qué demonios estoy haciendo!”. Bill Murray interpreta a Bob Harris (en su primer papel de verdad) un actor cincuentón, famoso y millonario, con semblante y actitud de derrotado. Un padre de familia decepcionado con su vida profesional, familiar y consigo mismo, que viaja a Tokio para rodar un intrascendente anuncio de whisky. Scarlett y Bob son la encarnación de dos crisis vitales distintas, o quizá se trate de una misma y única crisis con características distintas, de la que sólo somos conscientes por momentos.
Lost in Traslation es el segundo trabajo de Sofia Coopola, después del exitoso debut que supuso el estreno de Las Vírgenes Suicidas. La película logró algún que otro galardón y recibió muy buenas críticas de la prensa especializada, pero con todo, después de una década tras su estreno pienso que está injustamente infravalorada. Opino que indudablemente se trata de una de las grandes películas del siglo XXI, y aunque no sea, ni mucho menos, la mejor película de la corta historia del cine, es posiblemente mi favorita.
Son tantos los detalles y los aspectos que me gustan de Lost in Traslation que no terminaría nunca de escribir. Destacar al menos las interpretaciones de Johansson y Murray. El cazafantasmas interpreta uno de esos personajes que el espectador duda de que lo sea. La interpretación es tan buena y natural que incluso le resta mérito, parece que Murray unicamente se dedicó a ser él mismo. Por cierto, papel que, aunque en un contexto distinto, volvió a interpretar un año después en Flores Rotas de Jim Jamuch. Charlotte, la jovencísima filósofa autosuficiente interpretada por Scarlet Johansson, además de cautivadora, convincente e interesante, es el mejor personaje femenino que he podido ver en la particular tradición machista del cine norteamericano. Aunque la simbiosis entre Bob-Bill convierte la interpretación del personaje masculino en algo memorable, es Charlotte la que sustenta el papel de heroína del romanticismo postmoderno en Lost in Traslation. En este trabajo es Bob Harrris el prescindible.
Gil de Biedma en Arte Poética escribe “Es sin duda el momento de pensar/ que el hecho de estar vivo exige algo,/ acaso heroicidades…” Un pensamiento similar aletea por la mente de estos personajes. La sospecha de que vivir exige algo más que dejarse llevar.